noviembre 14, 2012
Arte boutique, hotel moderno
¡Hola a todos!
Seguimos viajando velozmente por Estados Unidos : California, Arizona, Illinois, Kentucky, sin parar, “on and on”. Al igual que antes, hay pocas oportunidades para hacer turismo (aparte de Arizona, por supuesto, como ya se mencionó), mientras que abundan las oportunidades para conseguir trabajo . En el camino nos hemos encontrado con todo tipo de anomalías y elementos atípicos , invariablemente fotografiados por D.Z. antes de tener tiempo de decir “fotogénico” (¿Saben?, creo que su segundo empleo es ser fotógrafo de viajes. ¡Estoy seguro!)
Esta es una de esas rarezas. Está en la Ciudad de los Vientos:
Y nuestros continuos descubrimientos casuales de kunst moderno en nuestros viajes sufrieron un giro inesperado cuando llegamos a Louisville, Kentucky, y paramos en el hotel 21C Museum Hotel. ¡Qué lugar! Nunca había visto un hotel así en ninguno de mis viajes. Básicamente, como su propio nombre indica, es un hotel y un museo todo en uno, lleno de pinturas y esculturas de arte moderno.
Resulta que el hotel fue totalmente reconstruido para que pudiese albergar exposiciones fuera de lo común, muchas de las cuales son todo menos pequeñas. Aquí no van a encontrar ni dinosaurios ni animales embalsamados, sólo aquellas obras de vanguardia que se califican como arte moderno, y mucho.
También hay varias exposiciones fuera del “hotel-seo”. Acá, el David, en todo su esplendor “miguelangélico”. Todo de oro:
En la entrada, los huéspedes son recibidos por esculturas de una suricata azul, una tortuga, un conejo y un caracol.
Y en el dintel sobre las puertas principales del “museo-tel” ¡hay tres pingüinos rojos!:
Hay más pingüinos rojos esparcidos por todo el exterior y el interior del hotel-museo, contamos 20 en total. Los más grandes estaban en el bar. ¿Para asustar a los bebedores empedernidos y lograr que beban menos? ¿Para darles un susto surrealista digno de Alicia en el País de las Maravillas? 🙂
En el vestíbulo hay una extraña instalación de metal muy moderna. No entendí muy bien qué es lo que simboliza o qué significa, pero de algo estoy seguro, es impactante e inusual:
Abundan las pinturas, carteles, fotos y construcciones dondequiera que se mire. Quedarse observando algunas de ellas es una experiencia verdaderamente placentera.
Con las llaves de las habitaciones en nuestras manos, nos dirigimos al ascensor , donde nos encontramos con esta vista:
¡Sí, somos nosotros! Por cierto, los puntos que se ven son de hecho letras que caen por la pantalla en cascada.
Dentro del ascensor descubrimos esta ingeniosa instalación de luces:
Y al salir, nos esperaba este trabajo (estoy seguro que los otros pisos también había exposiciones extraordinarias):
Junto a ellas, por lo general, figura la información sobre la pieza de arte y sobre el artista que la realizó.
¡En algunos momentos, no es fácil darse cuenta qué forma parte de una exposición y qué no!
Por supuesto, no se puede ir por ahí tocando las piezas como lo haría un niño. Sin embargo, se pueden comprar reproducciones en miniatura de algunas de ellas en la tienda del hotel. Pero…, ¿qué haría yo con un pingüino rojo?
Me dijeron que había un spa en el hotel ubicado en un espectacular escenario. Pero los spa no son para mí, prefiero dormir en mi cama, ya que mañana tenemos que levantarnos temprano para hablar de negocios y después visitar a nuestro socio favorito en Estados Unidos: Geek Squad City.
Bueno, por hoy, esto es todo, amigos. Buenas noches y que Dios les bendiga…
¡Adelántanos un día y nos encontrarás en Miami Beach! Nos vamos a dar un chapuzón en el océano: