Altái – 2016: mejillas rellenas y rápidos.

En el pasado, cuando escuchaba las palabras Río Katún, o solo Katún, me imaginaba rápidos y descenso de ríos. Era lo primero que pasaba por mi mente. Ahora, esa idea fue establecida después de mas de 400km de descenso de ríos, muchos rápidos, y solo Dios sabe cuantas miles de remadas. Pero Katún ya no solo significa descenso de ríos y agua, es un lugar con sublime belleza.

Pero hablaré de eso más tarde. Primero, debemos empezar a descender los ríos. Por ejemplo, así:

Y también así y así:

Raftistas heróicos listos para conquistar la parte superior y media de Katún:

Drones atrevidos nacidos para hacer rafting:

Esta no muestra lo heróico de los oficinistas raftistas, solo una linda toma de las nubes:

¡Y comenzamos! El primer rápido tenía el tierno nombre de Shyoki.

Siendo más precisos, esta cascada consiste de 5 rápidos, 2 de los cuales eran realmente interesantes. Y aquí están:

“¿Qué? ¿Nosotros? ¿Aquí? Los rostros de nuestros valientes raftistas lo decían todo.

Una para el álbum fotográfico:

Algunos tenían nervios de acero:

También estaban estos…

… Así que nos pusimos los chalecos salvavidas, sellamos los dispositivos de foto y video más valiosos en bolsas a prueba de agua, nos sostuvimos lo más fuerte que pudimos con los pies y con cualquier parte del cuerpo, sostuvimos los remos firmemente y emprendimos el camino.

Por desgracia, cuando estás remando, no tienes tiempo de tomar fotos. Toda la experiencia de fotos y videos llega después, tomando fotos desde la orilla mientras la GoPro procesa las imágenes. Hasta que es suceda, esto deberá de ser suficiente:

Mientras tanto, el catamarán está listo para venir al rescate.

¡Lo hicimos!

Incluso el sol fue liberado después de los rápidos y se mostró por primera vez.

Y el Katún continuó fluyendo sin importarle nuestra existencia, nuestros logros, y otros factores externos de la situación geopolítica en el mundo. Bueno, además de la velocidad a la que los glaciares se están derritiendo, claro.

Debo mencionar otro obstáculo inesperado con el que nos enfrentamos en los rápidos que nos complicó más el viaje:

En lugar de cuidarnos de las rocas, el flujo del río y las ordenes de nuestro instructor, todo el mundo se arrojó al pasto, y periódicamente notó el hecho de que los rápidos deberían ser renombrados como “mejillas rellenas”.

¡Tan solo miren los hongos!

Pero no había donde ponerlos, así que tuvimos que restringirnos de tomar algunas fotos:

Los hongos de ese lugar son otra historia. ¡Había tantos en la parte superior de Katún que no pudimos poner nuestras tiendas sin aplastarlos!

¡Algunas noches nos dejamos llevar por una dieta de hongos!

Déjenme tomar un descanso del tema acuático, y pasar brevemente al tema de los chupasangre.

Es un tema que preocupa a todos los turistas, con la excepción de aquellos en el desierto o en las regiones polares (ellos tienen otras cosas por las que preocuparse). Y entonces, para su información, ¡en Altái prácticamente no hay mosquitos o cualquier otro insecto chupasangre similar! ¡No vi un solo espécimen a lo largo de la parte media de Katún! Sí, tenía picaduras, pero cada caso fue acompañado con un sorpresivo “¡vaya, un mosquito me ha mordido!” , o sugerencias de agregar a los mosquitos de Altái a la lista de especies en peligro. Son muy raros, pero existen. Aquí hay uno, por ejemplo:

Las garrapatas son otro tema. Sí, aquí también existen. Incluso en agosto, no es un mes donde se vean garrapatas, pero atrapamos un para de especímenes. Así que se recomienda tener una vacuna contra la encefalitis.
Bien, a lo que sigue. Un río, montañas, ¡belleza!…

Y después, repentinamente… Bueno, en realidad, eso sería exagerar un poco. No fue tan repentino. Todo se tornó un poco sosegado y de acuerdo a la agenda, pero para amenizar un poco la trama, debe aparecer la palabra “de repente” ¿no? Así que… de repente:

¿Qué es eso?

Vaya, vaya. Estábamos de suerte. ¡Y el propietario estaba en casa!

Y está “recién exprimido”:

Y así se comenzaron a ver las cosas después de que se encontraran el Ozernaya y el Katún, y nuestras vidas fueran más dulces. ¡Vamos, una bañera de miel genuina de Altai y un poco de aguamiel no le hacen daño a nadie en un viaje de rafting en aguas blancas!

Pero más tarde el cielo se nubló en las colinas había evidencia de recientes avalanchas, y la miel y aguamiel se fue en otra balsa… suficiente para arruinar el humor de cualquier turista.

Pero no dejamos que eso nos deprimiera. Aun quedaba otro lugar de placeres sencillos…

Algunas habilidosas manos (las de un turista no) elaboraron una chimenea con piedras, encendieron algunos troncos, calentaron las rocas hasta que estaban al rojo vivo, y ahí lo tienen, ¡abanya esta noche! ¡Lo que me recetó el doctor! Y a solo 5 pasos de las congeladas aguas prístinas del río Tikhaya.

Para que conste: no conocimos espías en la banya ☺
Y el sol volvió a salir:
🙂

Esa noche, Petrovich soñó con la contraseña de su computadora. Fue el décimo día de nuestra expedición…
PD. ¡La banya fue increíble, y aun estaba caliente en la mañana!