marzo 3, 2014
PINGÜINOS EN PORVENIR
Tierra del Fuego, Chile. Desde niño, leyendo los emocionantes cuentos de viaje de Julio Verne y de otros escritores, supe que se trataba de un lugar místico y misterioso. Treinta o cuarenta años de vida después, volviendo al presente, aquí estoy (casi) en la Tierra del Fuego (aunque todavía no entiendo por qué se llame así, no hace demasiado calor). En realidad estamos cruzando el Estrecho de Magallanes desde Punta Arenas, ¡donde se puede admirar el archipiélago entero a simple vista! Bueno, ya desde el barco se puede ver todo, pero mejor primero lleguemos a tierra, por lo menos, para satisfacer nuestra curiosidad…
Pero hay otra razón que llama nuestra atención. ¡Pingüinos! ¡Pingüinos de verdad! Ejemplares del pingüino rey, una verdadera colonia y todavía no se sabe cómo llegaron al archipiélago.
A Tierra del Fuego solo se puede ir en ferry, y no pasan muchos durante el día. De todas formas, llegando con tiempo, puedes entrar en el ferry con tu propio vehículo y en dos o tres horas estás al otro lado del Estrecho de Magallanes.
Llegamos a una pequeña ciudad llamada Porvenir, la capital chilena de Tierra del Fuego y una de las ciudades más australes del mundo. Ahí viven unos 5.000 habitantes y 2.000 de ellos son soldados. El resto de los habitantes, o por lo menos es lo que dice Wikipedia, no vienen de España, Portugal, Inglaterra, Francia, Holanda… no, no… ¡vienen de Croacia! ¡En serio! Fueron los primeros en establecerse aquí en 1883, en la época de la fiebre del oro. ¡Nunca en mi vida pensé que los croatas fueran colonizadores!
En los alrededores de Porvenir no hay muchas cosas. Es decir… no hay absolutamente nada. De verdad, nada de nada… aparte de tundra, un cielo gris, y carreteras senderos no asfaltados que no llevan a ningún sitio. Puedes admirar paisajes tan diferentes que casi no parecen reales.
Ah, sí, y luego están los pingüinos que compensan un poco el vacío de este lugar.
Hay que decir que no eran muchos y además estaban al otro lado del río, así que no tuvimos la oportunidad de acercarnos a ellos. ¿Por qué hicimos todo este camino entonces? Pues, no lo sé.
Resulta que lo más arriesgado del viaje a Tierra del Fuego es no llegar a tiempo al ferry que te lleva a tierra firme. Nosotros tuvimos suerte porque llegamos temprano después de no haber podido ver a los pingüinos. Si se tienen en cuenta todos los coches, autobuses y demás vehículos que estaban en la cola, no creo que todos hayan conseguido subir en los pocos ferries que viajan durante el día, así que seguro alguien tuvo que pasar ahí la noche.
Aunque se trate de un lugar irreal y misterioso, con un fuerte espíritu del norte sur, hay que visitarlo por lo menos una vez en la vida.
Todas las fotos se encuentran en mi página de Flickr.
¡Hasta la próxima!