febrero 2, 2016
ZANZIBAR: ¡MARAVILLOSO!
Nuestro viaje por Tanzania consistió en 3 etapas:
- Escalar el Kilimanjaro
- Safari por la Sabana
- Zanzíbar
Aquellos que han seguido de cerca esta mini-serie de Tanzania sabrán que todavía no les he contado nada de la última etapa: Zanzíbar. Pues aquí está: relatos de la última etapa de nuestra aventura por África en enero de 2016.
A nuestra llegada fuimos directos a ello: fotografiar el increíble atardecer.
Debo admitir que no sabía muy bien dónde está Zanzíbar. Bueno, sabía que estaba en algún lugar del Océano Índico, eso es todo. Pero lo que realmente fue una verdadera revelación para mí fue que ¡el archipiélago de Zanzíbar pertenece a Tanzania!
Todo lo que me habían contado de Zanzíbar antes de llegar fue sobre sus hermosas playas en las que rompían olas de un mar de aguas cálidas. También, sobre sus mareas bajas que extienden las playas mucho más lejos de lo que normalmente te esperas. Y sobre sus atardeceres impactantes.
Y todo resultó ser verdad. Bueno, además de los atardeceres, con los que no tuvimos tanta suerte: solo pudimos ver un atardecer espectacular la noche que llegamos. Después de esa vez, el horizonte siempre estuvo envuelto entre densas nubes. Pero por lo demás, tuvimos mucha suerte…
Parte 1: Mar – playa – piña colada.
Con nuestras piernas cansadas de subir y bajar el Kilimanjaro, y con nuestros cuerpos completamente sacudidos (y revueltos) por los caminos pedregosos del safari y todo lo que vimos en él: Zanzíbar era justo lo que necesitábamos. Ya que todo en él es un paraíso: las 24h del día, los 7 días de la semana.
A lo largo de la costa hay escenarios típicos de un complejo vacacional: personas tomando el sol y nadando, botes navegando, peces nadando (y siendo pescados).
¿Brasil? (la bandera en el bote). ¡Ha venido de muy lejos! Resulta que solo era un fanático del país y de su equipo de fútbol.
La siguiente foto me hizo pensar… “Mar azul, marea baja”. No crean que he escuchado antes este término específico. Porque me lo acabo de inventar ☺.
Me gusta mucho deambular de un lado a otro en una playa como ésta, inspeccionando todo lo que sucede, mirar a la gente, y por supuesto, ver cuanto dependen de los sistemas industriales modernos SCADA – y alegrarme de que no dependen ni un poco de ellos: lo saben todo sobre la seguridad air-gap ☺. Así que, seguro de que no había trabajo para nosotros en este lugar, me pude relajar y solo caminar, hacer fotos, beber piña colada, tomar el sol y tranquilizarme. Genial.
Parte 2: La marea baja de Zanzíbar.
Internet asegura que las playas de Zanzíbar son… engañosas. Que, gracias al reflujo y las corrientes del mar, por la mañana, en un minuto puedes estar acostado en la arena con los pies en el agua, y al minuto siguiente el agua se encuentra cientos de metros lejos de ti. Así que, puedes esperar a que la marea vuelva hacia ti durante la hora de la comida, o seguir la marea hacia adentro y hacia afuera varias veces para “mantener su paso”. Incluso se dice que algunos turistas lo encuentran una molestia. ¡Sin comentarios!
Bueno, esos cuentos de Internet resultaron ser reales…
El agua realmente llega muy lejos. Pero, ni persiguiéndola conseguirás nadar decentemente: incluso adentrándote en el mar cientos de metros, el agua solo te llega a las rodillas, eso sí puede ser una molestia ☺
Por otra parte, la marea puede forzarte a llegar a un lugar donde puedes comprar piezas de arte, justo en la playa…
Mientras buscaba entre todas las pinturas que estaban en venta, ¡la marea se había alejado aún más a nuestras espaldas! Lo que quedó fueron extensas áreas repletas de algas marinas, que rápidamente analizó Petrovich. “¡Oye, Petrovich! ¿A dónde vas?”…
“¡Me dirijo a revisar el nuevo y desconocido artilugio industrial!” me contestó Petrovich. Intentamos explicarle que no había nada digital por allí, por lo tanto ¿qué sentido tenía? Aun así, fue a investigar…
Los botes estaban en la playa porque era domingo. El día siguiente no había ni uno, todos estaban en el mar, la semana laboral había iniciado…
Lo bueno de la marea menguante es que puedes caminar cientos de metros desde la orilla (¡algunas veces hasta 2 kilómetros!) y admirar la vida marina en los pozos que quedan.
Aquí, por ejemplo, quedaron encallados unos erizos de mar. Parecen muy dulces e inocentes, pero pisa uno y cojearás por una o dos semanas.
¡Guau! ¡Estrellas de mar! ¡Miren eso! No tiene cerebro, y aun así consiguen ser muy elegantes. Quedamos impresionados.
El faro es el punto más al norte de la isla, ahí dimos la vuelta y nos dirigimos al sur de nuevo.
¡Estrellas de mar psicodélicas!
¡Oh, estas mareas bajas de Zanzíbar!…
Parte 3: El lugar de nacimiento de F.M.
El archipiélago se llama Zanzíbar, mientras que la capital se llama Ciudad de Zanzíbar, en la isla de Unguja. Es una ciudad africana-árabe muy antigua. Y, aunque es angosta y sucia, se dice que es muy famosa entre los turistas (“porque es muy genuina”) eso me llevó a una conclusión: yo no soy un turista ☺.
En esta casa, hace 70 años, nació un tal Farrokh Bulsara. Quizás lo conozcan por su nombre artístico: ¡Freddie Mercury!
Zanzíbar es uno de los más antiguos centros de intercambio de esclavos. Eso es lo único que supimos acerca de ese tema, ya que no estuvimos mucho tiempo en la ciudad.
De regreso a casa, atrapé un “pez rey” que se movía rápidamente. Nos comimos la mitad (solo la mitad, ¡era enorme!).
Parte 4: Isla Prisión – Isla Tortuga.
Changu, también llamada la Isla de la Cuarentena, es conocida por sus tortugas gigantes, que fueron originalmente traídas a la isla por los Seychellois a principios del siglo 20. Hay otra historia menos bonita acerca de esta isla, que probablemente podréis adivinar por su nombre alternativo. Sí, la isla era usada como una prisión “para esclavos rebeldes en la década del 1860”.
Regresando a las tortugas; realmente son enormes. Si las comparo con las que he visto en cualquier otro lugar, estas son las más grandes. A V.K. le parecieron particularmente interesantes estos anfibios… ¡Oh no, error! Resulta que no son anfibios, sino reptiles. Vivir es aprender.
¡Aviso parental! ¡Esta pareja de tortugas se llevan 138 años! Sí, ¡el chico tiene 192 y la chica 54!
Y con esto terminan mis relatos desde África, al menos por ahora. ¡Qué experiencia! Subir un volcán, cruzar la sabana en un safari, playas idílicas (y… mareas bajas), todo en dos semanas y media. Algunos lugares fueron complicados, las horas de sueño escasas, bastantes transbordos entre nuestras paradas, y casi nos salen ampollas en las puntas de los dedos índices de hacer tantas fotos. Con todo esto, se los recomiendo. ¡Ya lo echo de menos!
Día 1:
¡Adiós Tanzania! ¡Nos veremos algún día!
El resto de las fotos de Tanzania están aquí.