A las puertas del espacio

La idea de un viaje espacial ha rondado mi mente desde hace algunos años, en concreto desde la época en que Sir Richard Branson patrocinaba el equipo de Fórmula 1 Brawn. En aquel entonces, desde KL estábamos reflexionando sobre si era buena opción patrocinar la F1 (cosa que terminamos por hacer al patrocinar la escudería Ferrari) y conocí a RB en una carrera. Para no alargar la historia, después de un buen rato bromeando, acabé comprando un boleto en sus oficinas… ¡para un viaje al espacio!

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Desde entonces, me las he ingeniado para prepararme y estudiar temas relacionados con el espacio al experimentar la ingravidez (en un IL-76), siendo testigo del lanzamiento de un Soyuz desde Bainkonur y visitando el Yuri Gagarin Cosmonaut Training Center en la Ciudad de las Estrellas.

La ingravidez es impresionante y la verdad es que no tuve ningún problema en entederla. Pero con respecto al Soyuz y a la réplica de la Estación Espacial Internacional… no sé qué decirles: no conseguía entender el funcionamiento de la consola de gestión. Parece que los ingenieros espaciales no saben lo que es la experiencia de usuario ni las pruebas A/B. 🙂

Mientras tanto, se estaba construyendo un cosmódromo para Virgin Galactic. Nada muy grande ya que solo se planea lanzar aviones suborbitales desde él. Ya hubo vuelos de prueba, presentaciones glamurosas, y unas cuantas historias más sobre el tema. Después hubo alguna mala noticia seguida de un largo silencio de 18 meses.

Tras todo ello, ¡recibí un comunicado de importancia cósmica! Eso significa que no se olvidan de sus clientes, buena señal… Pero la cosa no termina aquí…

¡Se dirigen a mí como “Querido Astronauta”! Ya me gusta cómo suena. ¡El comunicado cósmico era una invitación de Sir Richard para formar parte de una nueva misión espacial! ¡Yupi! Muy pronto, aunque no se especificaba cuando, nos lanzarán a 100 kilómetros sobre el nivel del mar hacia el espacio en esta nueva nave. Esperen, nadie ha mencionado nada sobre volver a la Tierra. Ufff. Bueno, no creo que nos dejen allí arriba, ¿verdad?

 Esperaba, al menos, algún detalle dentro de la invitación, como la tecnología empleada, informes del progreso del proyecto, lanzamientos de prueba… Pero no había nada. Mmmm. Qué decepción… ¡Después de haber subido mis expectativas! Espero que el cohete despegue pronto, ¿o tendré que dejar mi boleto en mi testamento? 🙂

Los vuelos suborbitales son una idea que me vuelve loco. No se trata solo de turismo de élite, ya que son accesibles a un grupo de personas más amplio de habitantes de la Tierra, como el que aquí les escribe. ¡Y podría terminar siendo la próxima etapa en la evolución de los vuelos de larga distancia! Una hora de vuelo, 5 minutos sin gravedad, y llegas de Londres a Los Angeles. ¡Es un sueño! El único problema es que en este momento dicho sueño está cubierto de pesimismo. Quizá no lleguen a conseguirlo. Quizá no consigan el dinero necesario, las habilidades, los conocimientos, la tecnología… Quizá lo único que me quede sean las cartas de felicitación y una maqueta empolvada del SpaceShipTwo en un estante de mi oficina…

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Pero hay que ser optimista, creo que todo terminará por salir bien: inventarán la tecnología necesaria, el presupuesto no se terminará y los inventores no desaparecerán. Y conseguiré mi viaje. El número de mi boleto al espacio es el 275.

A propósito, últimamente se ha hablado muy mal sobre el proyecto de SpaceX. Me pregunto si en realidad está tan mal o si solo es Internet haciendo lo que le encanta hacer: trolear. Espero poder encontrar algún dato concreto… Al igual que los británicos que quieren pruebas irrefutables sobre los pros y los contras de Brexit. Pero me desvío del tema.

Miren el sello ruso sobre el sobre de Sir Richard. ¡La fecha es del día 1 de abril!

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Esto me hace pensar en dos cosas. Primero: ¿fue todo una broma del April Fool’s Day (día en el que en algunos países se hacen bromas) Y segundo, ¿cómo es posible que en 2016 una carta tarde SIETE semanas en llegar desde la oficina postal a su destino? ¿Será una señal? Aún queda mucho para los viajes espaciales comerciales, o si no miren la velocidad con la que los humanos transportan una carta (¡da igual!). O ¿es una paradoja? ¿Es una ironía querer ir al espacio mientras que las cartas tardan tanto en llegar? Espero que sea lo último.

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