septiembre 13, 2016
Los motociclistas de Brasil cruzan Siberia
A finales de julio, yo ya me encontraba mentalmente de vacaciones en Altai. El clima era cálido, había la clásica pausa de la temporada de negocios, y una sensación general de ociosidad y vacaciones de verano. Sin embargo, una mañana recibí un mensaje de nuestros socios de Brasil, que no iba para nada con el sentimiento de calma del que hablaba. Incluso pensé que se trataba de algún problema: quizás nuestros socios de Brasil habían estado expuestos por mucho tiempo al sol, justo en plenos Juegos Olímpicos :). Luego leí la carta por segunda vez, hice algunas investigaciones y… fui sorprendido.
Los hechos. Dos brasileños que no saben una sola palabra en ruso, habían decidido visitar Rusia por primera vez en sus vidas. A lo largo de 21 días viajaron 10,000 kilómetros en motocicletas de San Petersburgo hasta Vladivostok.
El mensaje explicaba que los valientes motociclistas habían vuelto a Moscú, y que se quedarían un par de días antes de volver a casa. El mensaje era claro, y yo no podía dejar pasar la oportunidad de encontrarme en persona con los dos héroes, estrechar sus manos y hacerles preguntas sobre su aventura.
Conozcan a Rodrigo Dessaune, un empresario de informática de profesión, y un romántico empedernido de corazón, también motociclista de largas distancias.
En realidad, se convirtió en más que una reunión, más como una “entrevista”, donde yo hacía muchas preguntas acerca de las aventuras de los brasileños en Siberia. Pueden leerla aquí abajo – ¡una historia realmente fascinante!
10+ km, un viaje de 21 días a través de Rusia significa pasar por 7 husos horarios. ¿sufrieron jetlag? Solo bromeaba 🙂. Me da curiosidad saber por qué escogieron cruzar Siberia en lugar de alguna otra ruta en el mundo.
Cada motociclista tiene su propia lista de cosas por hacer antes de morir.
Mi compañero de viaje, Allan Costa y yo hemos viajado por algunas de las mejores rutas en el mundo, como la Ruta 66 en USA, un viaje al punto más al sur en el mundo (Ushuaia), Ruta 40 (Argentina), La Carretera Austral (Chile), La Carretera de la Muerte (Bolivia), Ruta Panamericana, US-01 en la costa oeste de USA, y la parte este de Highway 1, en Australia. Pero la ruta trans-Siberia permanecía sin conquistar, al acecho, solo mirando, esperando su turno.
Es totalmente natural para la gente que disfruta de los deportes de aventura: la siguiente aventura siempre debe ser mejor/diferente/más extrema que la anterior. Después de todo, parte de lo que buscamos es ese sentimiento de extender nuestros límites con nuevas conquistas. Así que, la ruta Trans-Siberia era una decisión natural debido a sus paisajes remotos y salvajes. Claro, hubo algunas dificultades a enfrentar con el idioma, ya que ninguno de nosotros habla ruso. Así que ocuparse de los retos a lo largo del camino sería un reto en sí. Y después llega el lugar que ocupa la ruta en la imaginación de muchas personas, como una misteriosa, bella y legendaria ruta por recorrer.
¿Cuáles fueron las 3 razones que los hicieron soñar con cruzar Siberia?
Yo diría que la dificultad de la ruta en sí sería la primera. Después de todo, cruzar el país más grande del mundo, pasando por 7 husos horarios, con qué carreteras nos enfrentaríamos, sin tener idea de las condiciones en las que estarían, suena como música para los oídos de los motociclistas extremos.
En segundo lugar, para nosotros, Rusia sigue siendo uno de los lugares más hermosos del mundo, con una gran diversidad cultural e increíbles paisajes.
Y, finalmente, el hecho de que, para la mayoría de los brasileños, la ruta Trans-Siberia ocupa un lugar en la imaginación como una de las rutas más misteriosas, llenas de aventura y exóticas del planeta, teníamos que comprobarlo, pero en una motocicleta, no en tren. También podemos mencionar lo increíble que son las mujeres rusas, pero eso es discutible, ya que los dos tenemos a alguien esperándonos en Brasil… 🙂
No muchos rusos han experimentado este viaje para conocer su propio país (incluyéndome). Una de las razones se trata de los mitos que rodean a las tierras casi inhabitadas de Siberia, en medio de la nada. ¿Tenían algún tipo de preocupación sobre la seguridad antes del viaje?
¡Teníamos muchas! Nuestros amigos, sus amigos, incluyendo los de Rusia… todos eran muy escépticos sobre el sentido común de este viaje. Y sí, ellos nos contaron de esos mitos sobre las carreteras, la gente, la policía, la corrupción, la mafia, los remanentes de la Guerra Fría, los osos en las calles (solo bromeaba), y otras cosas menos placenteras (y también aterradoras). Muchos clichés sin sentido.
Lo único que faltaba en estas historias eran alienígenas. Y estas historias solo nos hicieron tener más ganas de ir y verlo con nuestros propios ojos. Nunca creímos en los estereotipos y mitos; estábamos seguros de que, de alguna manera seria diferente. Al mismo tiempo, incluso si las peores predicciones se volvían realidad, sabíamos que tendríamos una experiencia inolvidable. Al final del día, ¿no es eso lo que buscábamos?
Ahora, después de cubrir casi 11,000 km y conocer cientos de personas de todos lados, podemos testificar que las cosas malas que escuchamos sobre Rusia son puros mitos. Siempre hubo gente amigable tratando de ayudar, carretera decentes (al menos mucho mejores de lo que esperábamos), tiendas bien abastecidas y en su mayoría, buen clima.
Hablando acerca de alienígenas, díganme que les pasó entre Belogorsk y Khabarovsk.
Ese fue un día no tan bueno.
Comenzamos temprano desde Belogorsk para recuperar el tiempo perdido y sacar ventaja a las primeras horas del día. Cuando una de las motocicletas se quedó sin combustible inesperadamente a más o menos 10km de la estación más cercana. Y ahí estábamos, los dos con las motos cubiertas de insectos muertos. Eventualmente nos detuvimos en un punto muy pintoresco en un puente para tomar algunas fotos.
Estábamos muy ocupados buscando el mejor ángulo para las fotos, cuando comenzamos a escuchar voces… pensamos que nos estábamos volviendo locos: ¡estábamos en medio de la nada! Pero los dos podíamos escucharlas, así que decidimos que no estábamos tan locos, después de todo. ¡Qué alivio! 🙂 así que continuamos tomando fotos.
Pero las voces se volvieron más fuertes, y ahí es cuando pensamos ¡sí! Se trata de alienígenas :). Volteamos arriba para encontrar alguna clase de nave como la de la película “Día de la Independencia”, pero pronto descubrimos de donde venían esas voces. Se trataba de unos altavoces que estaban en el puente, por los cuales, el guardia del puente nos estaba ordenando que nos saliéramos de ahí.
En esta época del año, debe haber muchos mosquitos…
¡Sí que los hay! En algunas partes terminamos nuestros recorridos diarios cubiertos completamente de insectos muertos. Literalmente TODO: chamarras, pantalones, cascos, botas, parabrisas. Hicimos varias paradas para limpiar los visores de los cascos y poder ver como es debido.
¡Cuesta trabajo creer que no tuvieron muchos problemas durante el viaje!
Claro que tuvimos algunos problemas técnicos, pero no era nada fatídico, e incluso le añadió un poco de diversión al viaje. Quizás por la calidad del combustible, los neumáticos se consumieron más rápido de lo que planeamos, por ende tuvimos que viajar más despacio y aprovechar cualquier oportunidad para recargar combustible. Tuvimos varios problemas con las llantas y el equipo. Algunas veces nos daban ganas de tirar las motos y tomar el primer vuelo (¡con aire acondicionado!) y desaparecer. Pero no, ¡continuamos!
El mayor problema que encontramos fue un embrague roto cerca de Omsk. Pasamos 3 días en la ciudad sin hacer nada más que preocuparnos porque los mecánicos hicieran bien su trabajo. Arreglar un problema como este en una moto BMW requiere que la mitad de la moto se desarme, literalmente. Cuando vimos la motocicleta así, no pudimos evitar sentir un poco de desolación. Pero, después de todo, si los rusos pueden construir MIGs, naves espaciales y plantas nucleares, arreglar una moto incluso si está partida a la mitad debe ser algo sencillo.
Tuvimos un solo encuentro con la policía de tránsito, cerca de Nizhny Novgorod, cuando violamos las leyes de tránsito. Ellos fueron muy educados, atentos y profesionales. Y nunca tuvimos dificultades con los locales, al contrario, siempre estaban listos para ayudarnos.
Una vez que cenamos en Krasnoyarsk, de vuelta al hotel, me di cuenta que había dejado mi cartera (quizás fue un efecto secundario por tomar muchos vodkas :)) Después de regresar al restaurante, nos dimos cuenta que el gerente la había encontrado, y él nos la llevó con una nota que describía todo el contenido. Fue una sorpresa para nosotros ¡Estábamos esperando lo peor!
Yo sé que los rusos, especialmente los de la provincia, no hablan ningún lenguaje que no sea ruso. ¿Cómo se comunicaban con ellos?
¡Fácil! Instalamos un diccionario en nuestros teléfonos. Pero tienes razón, no mucha gente habla inglés. Y ¿sabes qué? Encontramos gente en la provincia de Siberia que hablaba otros idiomas… ¡colombianos y brasileños!
¿En serio?
Estábamos tan sorprendidos como tú. Fue una gran sorpresa cuando nos topamos con una familia de colombianos en Chita. Ellos estaban viajando por el mundo también, pero en la otra dirección. Así que nos tomamos fotos, compartimos contactos y quedamos de encontrarnos en Colombia próximamente.
El segundo encuentro que tuvimos fue en Vladivostok, donde conocimos a una pareja brasileña que, por coincidencia, terminaron hospedándose en el mismo hotel que nosotros. Renan y Paula han estado viajando por el mundo a lo largo de casi 3 años y, al igual que nosotros, acababan de recorrer la ruta Trasn-Siberia, solo que en coche. Cuando vieron las motos en el hotel con las banderas brasileñas, inmediatamente fueron a la recepción a buscarnos. Y debo decir que este fue el final más inesperado de un viaje.
Me da curiosidad conocer cómo planearon el viaje.
Definitivamente no somos unos planeadores muy meticulosos.
Creemos que si un viaje no se puede hacer de manera autónoma y autosuficiente, entonces es mejor no emprenderlo. Y eso, por supuesto, incrementa la complejidad de la planeación. No podemos decir que este viaje fue totalmente improvisado, ya que acordamos hitos y consultamos con amigos locales sobre lugares de estadía, comportamiento, y a quién llamar en caso de emergencia. Pero, en algunos casos tuvimos que improvisar, lo que hizo mejor a este viaje debido a las sorpresas de último minuto.
Por ejemplo, viajamos con las reservaciones de los hoteles hechas, en los hitos que habíamos acordado. Normalmente no haríamos eso, pero, considerando las barreras de lenguaje, decidimos tener al menos algunos puntos de llegada a lo largo de la ruta. Sin embargo, debido al problema con el embrague, y los tres días perdidos en Omsk, decidimos cancelar todas las reservaciones y comenzar sin ellas. Así es como conocimos a Renan y Paula, por ejemplo. Si hubiéramos continuado con el plan original, hubiéramos estado en otro hotel y ese encuentro nunca hubiera ocurrido.
Bien, es hora de hablar de tecnología. Díganme más sobre el equipo.
Básicamente viajamos en 2 BM2 R1200GS. No podíamos traer muchos objetos personales debido a las limitaciones de equipaje. Solo traíamos una cámara DSLR, dos GoPro, celulares con chips locales, una laptop para actualizar nuestro blog y redes sociales, algunas pertenencias y un botiquín con medicinas, vendajes y otras cosas. Al final, (afortunadamente) no usamos casi nada, pero siempre es bueno traerlo, por si acaso. Pueden ver más a detalles nuestro equipo aquí. Claro, usamos la mejor ropa posible, chamarras protectoras, pantalones y botas, y ropa térmica debajo para mantenernos calientes.
Mi sueño de toda la vida es visitar Lago Baikal: en verano e invierno. Así es, nunca he estado ahí. Ustedes estuvieron ahí ¿cuáles son sus impresiones?
El lago Baikal fue todo un capítulo.
Esperábamos que este fuera uno de los mejores puntos de la ruta, y así fue. Desafortunadamente, una vez más, debido a los 3 días que pasamos en Omsk arreglando la moto, tuvimos que apresurarnos y pasamos menos tiempo del que nos hubiera gustado en el lago. Pero, incluso con poco tiempo, pudimos ser testigos de la belleza del lago, la cálida y acogedora atmósfera en Listvyanka, a la orilla del lago, donde comimos el tradicional pescado ahumado (Omul). Pasamos por la orilla del lago, alrededor de 100km, con una incomparable cantidad de paisajes que están impresos en nuestra memoria por siempre.
¿Tienen planes de volver a Rusia para recorrer en moto otros lugares?
¡Totalmente! Déjame decirte algo. Cuando estuvimos atorados en Omsk con el embrague averiado, esperando la asistencia, un chico en una motocicleta se detuvo para ofrecernos ayuda. Apenas hablaba inglés, pero entendimos que iba hacia Magadan, una ciudad mística para los motociclistas en el Lejano Oriente. Es una larga ruta que termina en la “Carretera de los huesos”. La busqué en Google, revisé las rutas, y ¡quiero ir!
Por cierto, este chico fue muy amable: cuando supo que la asistencia venía en camino, nos regaló un paquete de semillas de girasol para alegrarnos. No traía mucho consigo, pero realmente apreciamos su espíritu. Más tarde, entendimos que esto era algo común en Siberia: la gente nunca abandona a las personas en la carretera. Este hábito se originó en el invierno, si dejas a alguien atrás, es probable que sea la última vez que lo veas. En esta parte del país, los viajeros solitarios siempre se encuentran bajo la amenaza de la inminente muerte por frío.
¡Gracias Rodrigo! ¡Que tengas un buen viaje de vuelta a casa, te deseo más aventuras extremas como esta!
PD: Si alguien está interesado y quiere leer más, todos los detalles de esta aventura se encuentran aquí. Es en portugués brasileño, pero existen muchas herramientas en Internet que te ayudarán.